sábado, 31 de marzo de 2012

Jerry Lee Lewis, llega a la ciudad

Con esa frase anunciaba el gran Jerry Lee Lewis su llegada a la ciudad del Támesis. Su intención era la de grabar un disco revisando algunos de sus clásicos, más unas cuantas versiones de toda la vida, himnos inmortales del blues y del rock´n´roll que llevaba tocando décadas. 
Llegó él solo con su piano, con ganas de trabajar con gente nueva, esos músicos ingleses que algunos de sus colegas le habían dicho que eran sorprendentes, con más talento y más alma que la mayoría de los nombres habituales americanos. Cuenta la leyenda que la primera idea del killer, era la de invitar a esas sesiones al gran Dickey Betts, pero al final desechó esa opción y se decidió por invitar e esos "sorprendentes valores británicos". 
Al llamamiento del pianista acudieron no pocos músicos, se dice que Eric Clapton no pudo participar por problemas de fechas,y lo mismo pasó con George Harrison, pero no importaba, porque la lista de nombres que se reunieron en los estudios Advision quita el hipo. Guitarristas como Rory Gallaguer, Alvin Lee, Peter Frampton, Delaney Bramlett o Albert Lee, además del batería de Faces/Who, Kenny Jones, o personajes como Klaus Voorman, Chas Hodges o  Tony Ashton se pusieron al servicio del jefe y grabaron lo que es en mi humilde opinión, uno de los discos más honestos de la historia de nuestra música favorita. 
Sólo tenemos que escuchar esa electrizante versión del mega clásico "Memphis" donde la guitarra del Ten Years After, Alvin Lee, saca chispas, para darte cuenta que la magia fluyó con fuerza en aquellas sesiones. 
Se cuenta también que a pesar del poco tiempo que estuvo, el gran Rory Gallaguer conectó de forma excelente con el siempre difícil carácter del killer, al parecer Lewis se quedó alucinado cuando el irlandés desplegó toda su pirotecnia en una asombrosa "Singin´The Blues". Se habla de que Lewis le hizo una oferta para que se fuera con él a América, pero que nuestro hombre declinó amablemente. 
Haber estado en aquellas jams ha sido de siempre uno de mis grandes deseos en esa supuesta e imposible opción de poder viajar en el tiempo. Escuchad amigos, esas impresionantes revisiones de "Drinkin´Wine Spoo Dee O Dee", "Bad Moon Rising" o "No Headstone On My Grave" y decidme si no están en esas canciones, la más pura esencia del rock´n´roll. 

martes, 27 de marzo de 2012

Apestando a bourbon

Mi colega Luis Van Cleef fue quien me los descubrió. Disc K7 estaba todavía abierta y "Devil In The Details", su disco de debut, sonaba incesantemente por los altavoces de la tienda mientras sus canciones daban lugar a multitud de conversaciones.
¿Acaso no era "Before Monday Come" una de las mejores composiciones de aquel 2008? ¿No era cierto que esta banda recogió toda la traición del más clásico southern rock y la llevó un paso más allá?. Sí señor, aquel fantástico álbum nos puso sobre la pista de una banda que podía llegar a darnos muchas satisfacciones. 
Esas sensaciones se confirmaron un año más tarde, cuando la banda publicó su poderoso segundo largo "Iron Wood" y nos visitó por primera vez en unos conciertos absolutamente demoledores. Todavía recuerdo su show en el Rocksound barcelonés, con la banda dándolo todo en una sala llena hasta la bandera. 
Su tercera bomba se llama "Sons Of The Western Skies" y, como no podía ser de otra forma, es un acierto en el centro de la diana. Siguen sonando musculosos y contundentes a más no poder, pero a la vez han abierto su abanico sónico dando cabida a composiciones más sutiles, como esa deliciosa "Everybody´s Goin Fishing", donde, llamadme loco, pero me recuerdan a la etapa dorada de Bob Seger y su Silver Bullet Band. Y que me aspen, si el riff matador de "Road Of Fools" no es la rodaja guitarrera más caliente de lo que llevamos de año. Pepinazos como "Spoonfed" o "Six Shoots" se entremezclan con las influencias blueseras de "Mainstream Trucker", que a su vez casan a la perfección con la épica de un temazo como "Look At The Sky", donde sacan a relucir su orgullo sureño. 
Discazo de bandera que será presentado en una extensa gira que recorrerá todo el país. Nadie tiene excusa pues, para no disfrutar de una banda, que si hubiera tenido la suerte de nacer tres décadas antes hubiera reventado estadios fijo.

Estas son las fechas:

24 - Abril - Burgos
25 - Abril - León
26 - Abril - Liérganes
27 - Abril - Lleida
28 - Abril - Bilbao
29 - Abril - Gijon
30 - Abril - Valladolid
1  - Mayo - Cadiz
2 -  Mayo - Estepona
3 -  Mayo - Madrid
4 -  Mayo - Elda
5 -  Mayo - Barcelona



lunes, 26 de marzo de 2012

Los Primeros Pasos

A menudo he echado la vista atrás y he pensado en como empecé a meterme en esto del rock´n´roll. Lo primero que me viene a la mente son aquellos recopilatorios que pululaban por casa y que se escuchaban sobretodo los domingos por la mañana. Eran discos marcianos aquellos, solían regalarlos los bancos por Navidad (sí, hubo un tiempo que que hasta te obsequiaban con cosas) y con la excusa de "lo mejor del año" podían mezclar Los Amaya con Boston o Lolita con Santana. 
Las pintas de los tipos rockeros me atraían desde hacía tiempo, y ver a los macarras mayores del barrio con su pelo largo bebiendo cervezas y escuchando Black Sabbath o UFO, me causaba más impresión que ver a Bruce Lee blandiendo sus nunchakus. Con el tiempo aquellos tipos que compartían bar con nuestros padres se convirtieron en mis primeros maestros, ellos me pasaron mis primeras cintas (imposible a tan temprana edad comprar vinilos) de Deep Purple, Led Zeppelin, La Banda Trapera Del Río y Motorhead e incluso fueron los responsables de llevarme a mi primer concierto, el atómico triple cartel protagonizado por Def Leppard, UFO y Rainbow, casi nada. 
Luego llegaron los compañeros de colegio. Recuerdo que me fije en uno que llevaba en su carpeta una impresionante foto de Angus Young, evidentemente pasó en minutos a ser mi amigo, mientras yo le pasé "Force It" el hizo lo propio con "Alive" de Kiss, hasta entonces sólo conocía "Unmasked" y "Dynasty" y escuchar aquello sencillamente me noqueó. Cada vez estaba más abducido por la música y junto a otros amigos empezamos a planear la formación de un grupo, nos pasábamos las tardes en las tiendas de discos, empezamos a pillar nuestras primeras borracheras en garitos como Neuras y Les Enfants, y los domingos al mediodía nos reuníamos todos para escuchar "Escalera Al Cielo", un programa de radio independiente que nos descubrió a gente como Grand Funk, Ten Years After o Lynyrd Skynyrd. Nuestro mundo era el rock´n´roll y nos sentíamos seguros en él. 
Aquellos primeros años fueron sin duda los mejores, en el sentido en que tienes todo un mundo por descubrir y nunca pareces tener suficiente, cada semana conocías a alguien que te descubría algo nuevo, lo mismo era el vecino de un amigo que te grababa el "Cosmo´s Factory" de la Creedence, que la dueña de la tienda de discos del barrio te ponía "Women And Children First", que veías la portada de "Crazy Nights" de Tygers Of Pan Tang en un escaparate y automáticamente pensabas: "Ese disco tiene que sonar de muerte". 
Es curioso como los jóvenes actuales sienten tan poco respeto por los comienzos del rock´n´roll y pasan olímpicamente de los grandes nombres de la historia, mientras adoran sin rubor a sus formaciones actuales favoritas. Yo comencé a escuchar Jethro Tull tan sólo porque Steve Harris era fan de ellos, y lo mismo me pasó con Free cuando leí una entrevista con Paul Stanley donde los citaba como una de sus bandas favoritas. Siento algo de tristeza cuando veo que gran parte de la pasión que encontrábamos  en aquella época se ha convertido en un entretenimiento más, nosotros sentimos esta movida como una forma de ver la vida, en cambio lo de ahora es mucho más superficial. ¿O no?

domingo, 25 de marzo de 2012

La vuelta de los más grandes

Son una de las bandas de mi vida desde que escuché "And The Cradle Will Rock" en Discorama Vallejo, la tienda de discos de mi barrio. Cuando David Lee Roth se largó, fue un shock difícil de digerir, yo era de los que pensaba que la pareja Roth/Van Halen era perfecta, uno de los duetos definitivos de la historia. Aquello se superó después de que el cantante formara otra superbanda y de que Van Halen siguieran adelante con Sammy Hagar, una opción que cambió por completo el estilo del grupo. 
No sólo había otro frontman muy diferente de Roth, es que incluso la guitarra de Eddie no sonaba igual, se habían convertido en otra banda, así de sencillo. En todos estos años transcurridos (casi tres décadas), la sombra de la reunión ha planeado en varias ocasiones y en todas, por una cosa u otra, falló. Los problemas de salud de Ed, las viejas rencillas, motivos económicos... siempre había algo que daba al traste con la tan ansiada vuelta.
Los rumores de una nueva intentona empezaron a circular con fuerza otra vez a finales del año pasado, pero he de reconocer que yo personalmente no daba un duro porque la cosa saliera bien. De momento, Michael Anthony, el bajista original, se quedaba fuera, en su puesto estaría... Wolfgang Van Halen, el hijo de Eddie. ¿Qué cojones era eso? ¡Un chaval de diecisiete años ocupando el puesto de Anthony! La cosa no prometía si se atrevían a pasar de una parte tan importante del sonido de la banda. En cambio, casi por sorpresa, anuncian la salida de un nuevo disco en el cual recuperarían parte del material que desecharon en los setenta y una nueva gira. A partir de ahí todo vino rodado y se hace realidad el sueño, ahora sí, ahora Van Halen vuelven con todo para demostrar que todavía son una de las mejores formaciones de rock´n´roll que han existido. 
El single "Tattoo" dividió a sus seguidores, para algunos fue una pequeña decepción, una canción demasiado "comercial" indigna según sus palabras del sonido clásico que todos esperábamos. Para otros sin embargo, era un buen tema, un prometedor punto de partida de lo que podía ser un gran álbum. Yo me sitúo justo en medio, para mí es una buena composición que no hubiera desentonado en, por ejemplo, "1984". 
Luego llegó el show en el Cafe Wha y por fin, "A Different Kind Of Truth", el disco de retorno, la sorpresa del año y la razón por la cual sus fans (entre los que me incluyo), estamos en una nube desde que salió. 
Lo hice a la vieja usanza, esperé pacientemente su edición, me encaminé hacía mi tienda habitual y una vez en casa, inicié el ritual de desprecintarlo, ojear nervioso el artwork, leerme los textos y... escuchar de nuevo a Roth cantando al lado de la guitarra de Eddie. Quizás soy demasiado fan, pero que me maten si no estamos ante uno de los discos del año. Poderoso, contundente, recuperando la más pura esencia de su sonido más clásico y con una colección de temas sencillamente maravillosos. 
Una vez pasadas las semanas compartí mis impresiones con el resto de mi entorno y las opiniones más o menos eran unánimes, estábamos ante un gran, gran álbum. Desde la delicia de "Stay Frosty" hasta la rockera "She´s A Woman", pasando por esas potentísimas "Chinatown" o "Bullethead", hacía mucho tiempo que una guitarra no sonaba así, porque hay que decirlo alto y claro, Eddie vuelve a tocar de forma sorprendente, con ese estilo inimitable y esa técnica casi sobrenatural.  David Lee Roth por su parte, vuelve a estar en su salsa, poniendo todo su talento y carisma al servicio de una banda que necesita de su persona, tanto como él necesita a este grupo. Alex como siempre en su sitio, aportando su torrente rítmico habitua,l y el chaval... bueno, cumple su cometido, aunque sigo pensando que esta reunión cojea con la ausencia de un personaje tan importante como Michael Anthony. 
Van Halen están de vuelta amigos, sólo espero que nada tuerza este encuentro y que esa gira americana se vea extendida en una europea y nosotros también podamos disfrutar de esta reunión sin necesidad de cruzar el charco.

Los mejores gritos del rock

A instancias de mi amigo Roque y hablando del treinta aniversario de la edición del clásico "The Number Of The Beast", en la parte derecha he puesto cinco de los gritos rockeros que más me marcaron en su día. Votad el que os parezca más impresionante y si se os ocurre alguno que no esté en la lista, no dudéis en sugerirlo.

Cuando se cruza la frontera... (rescatado del blog de Disc K7)

Lo reconozco, últimamente estoy nostálgico. Será porque el tiempo implacable, va haciendo mella poco a poco en ti, y aunque sé que el echar demasiado la vista atrás puede ser perjudicial (ya sabéis, aquella tontería de que mejor tiempo pasado siempre fue mejor), no está mal de vez en cuando hacer un ejercicio de memoria y “recordar los viejos tiempos”.


No hace mucho he empezado a retomar viejas amistades, reencuentros con gente que hace ya muchos años eran casi tan importantes como mi propia familia, aquellos amigos de la infancia y la adolescencia con los que empiezas a experimentar las diferentes opciones que la vida te va ofreciendo. Con algunos de estos personajes empecé a descubrir muchas cosas, entre ellas la música y el rock’n’roll, y con algunos de ellos también nos atrevimos a “cruzar la frontera”, a dar el paso definitivo para unir mi vida a la música Fue cuando entendí que aquello no era un hobby temporal, que quería que fuese algo que me acompañara siempre.

Una cosa lleva a la otra y un buen día decidimos montar una banda, lo teníamos casi todo en contra, no teníamos ni un duro para equipo, por supuesto un lugar para ensayar era una utopía y claro está, tampoco sabíamos tocar. Pero amigos, ¿qué son esas nimiedades cuando se tiene la testosterona a tope y te invade una ilusión atroz por imitar a tus ídolos? Teníamos claras dos cosas: íbamos a tocar hard rock y nos llamaríamos Diamante Negro, en homenaje al que para la mayoría de nosotros era nuestro tema favorito de nuestra banda de cabecera, Kiss.


Poco a poco fueron llegando las herramientas, los guitarristas se compraron sus instrumentos y se fabricaron unos distorsionadores caseros. Un primo mío nos construyó un ampli bastante viejo pero que sonaba de puta madre, el bajista también se pilló un bajo y por fin cayó mi primera batería, un destartalado kit de color azul que sonaba a lata. Nuestro gran triunfo llegaría con el fichaje de Kike Senra, el cantante de Cuero ( el grupo más aclamado del barrio) y que más tarde llegaría a ser el vocalista de Bruque. Con el tiempo llegamos a ser uña y carne.


La casa que construyeron mis abuelos cuando llegaron a Catalunya (vacía ya), fue nuestro primer local, allí íbamos todos los sábados a ensayar nuestras versiones de Kiss y Iron Maiden y a empezar a dar forma a nuestras propias canciones. Llegábamos a las diez de la mañana y nos largábamos por la noche. No hace falta deciros que aquellos días fueron mágicos, cinco adolescentes amigos hasta la muerte, unidos por un sueño, el de pasarlo bien creando algo de música.


El tiempo fue pasando y vivimos muchas cosas y muy rápido, es curioso el pensar como ha cambiado todo, nosotros sin llegar nunca a ser nadie, tocamos en ocasiones para un público más numeroso que la mitad de los conciertos a los que voy hoy en día. En año y pico hicimos alrededor de una veintena de bolos, conocimos a mucha gente, grabamos una maqueta cutre que, ahora que he retomado la amistad de mis viejos compañeros, espero recuperar, hubo alguna pelea que otra, pero sobretodo reímos, reímos mucho.

Recuerdo las discusiones sobre música, ver a Marce y a Roque, los dos guitarristas, creando melodías, las caras de complicidad que ponía con Jose Luis, nuestro bajista, y quedarme alucinado viendo sus portentosos dedos (Steve Harris Style!!), los descansos comiendo el bocata mientras escuchábamos “Blackout” de Scorpions, la quedada de después de los ensayos en garitos como Wawanco o Neuras… no negaré que nos hubiera gustado llegar a algo, ¿pero sabéis una cosa?, ni falta que hizo.


Hoy, casi veinticinco años después de aquello, lo recuerdo como una de mis experiencias definitivas. Más tarde, a finales de los noventa, retomé con diferentes amigos el gusto por tocar los tambores, pero esa es otra historia. Por cierto, para los que os estéis preguntando que demonios de música hacíamos, la cosa está clara, hard & heavy muy influenciado por nuestros héroes de entonces (que en mi caso lo siguen siendo ahora): Kiss, Iron Maiden, UFO y similares, y para satisfacer curiosidades malsanas, deciros que clavábamos covers del “Natural Thing” de UFO, “Black Diamond” y “Love Gun” de Kiss, “Phantom Of The Opera” y “Trooper” de Maiden y el “Balls To The Wall” de Accept.

En fin, yo cruce la barrera y debí hacerlo bastante seguro, porque aún sigo de este lado. Seguro que vosotros también tenéis recuerdos de aquellos momentos en que empezábamos en esto del rock’n’roll.