jueves, 25 de octubre de 2012

¿Somos heavys o no?

Esa frase nos la decimos algunos amigos cuando comenzamos a contar batallitas de nuestra adolescencia o bien cuando nos resbalamos confesando el gusto por algún artista, digamos sospechoso. Evidentemente, hace mención a nuestros comienzos en esto del rock´n´roll, era inevitable si habías crecido a finales de los setenta y principios de los ochenta, el que tus primeros pasos los dieras con el hard rock y el heavy metal de la época, y si eras de barrio ya ni te cuento, porque lo tenías en todas partes, en los bares que frecuentaban los chavales de más edad que tú (esos que fueron tus primeros maestros), en esos billares ya desaparecidos o hasta en tu propia casa, si tenías la suerte de que tu hermano mayor ya llevara tiempo coleccionando discos de Black Sabbath o Led Zeppelin. El caso es que era muy difícil escapar a su influjo. Luego con los años descubres nuevos estilos, grupos y artistas que por momentos parecen pasar por encima de esos primeros amores, pero no, al final cierras el círculo y cuando deseas escuchar algo que te emocione de verdad, recurres una vez más a esos clásicos que marcaron tu adolescencia. 
Hacía tiempo que lo veníamos hablando con Antonio (junto con Sandro, Santo patrón de ese paraíso en la tierra que es la sala Rocksound), el hacer una sesión de auténtico hard & heavy, una lluvia de hachas sonora que no dejara títere con cabeza, y nos pusimos manos a la obra. Conozco a unos cuantos individuos perfectos para hacer esa compilación del infierno, pero mira por donde el placer recayó en el señor Richard Royuela y un servidor, dos tipos con alma y corazón de metal. Ni recuerdo las conversaciones que hemos tenido sobre el asunto, junto a otros heavys veteranos (¿verdad Manel?), en noches de borrachera y desenfreno rockero hemos conversado, reído y polemizado sobre las mallas de Biff Byford, sobre la sobrenatural voz de Ronnie James Dio, sobre los duetos de guitarras de los hermanos De Castro, sobre la pinta de putones que se gastaban Motley Crue en el tercer disco, sobre si son mejores los Maiden de Di´Anno o Dickinson, sobre que haremos el día que desaparezca Lemmy, sobre si Pretty Boy Floyd son una de las mejores bandas de su época o simplemente recordando lo bien que sigue sonando, más de treinta años después, "British Steel". 
La noche del 9 de Noviembre es la que hemos elegido para descargar una tormenta de watios tan bestia que haga retumbar las paredes del templo de Poble Nou, así que ya sabéis, tanto si sois o habéis sido heavys como si no, estáis invitados a una noche que puede ser antológica, y si venís con un cinturón de balas o un parche espaldero de Scorpions, mejor que mejor.

sábado, 20 de octubre de 2012

Siguen pateando culos


He esperado un tiempo prudencial desde que desprecinté el disco hasta hacer un comentario más o menos objetivo, sé que mi pasión por la banda a veces me juega malas pasadas a la hora de juzgarles. Pero la verdad es la que es, y lo cierto es que "Monster", la nueva obra de Kiss, está a la altura de la leyenda. No, no es ni mucho menos una obra maestra, ni puede competir con sus grandes clásicos, no estamos en los setenta y ellos no son unos chavales hambrientos de éxito, lo han visto todo, han sobrevivido a todo y lo han conseguido todo y precisamente por eso, tiene mucho más mérito lo que están haciendo. 
Pongamos como ejemplo a otro de los grandes monstruos americanos, Aerosmith, todos estamos de acuerdo en que siguen siendo imbatibles en directo, pero cuando graban, están más pendientes de encajar en las radio formulas y de contentar a la gran masa, que de ofrecer algo digno que sea consecuente con su historia como grupo. Las Criaturas De La Noche en cambio, han registrado un álbum potentisimo, seguramente el más rockero desde "Revenge", y eso contando que "Sonic Boom", su anterior largo, tampoco estaba nada mal. 
Podremos echarles en cara su excesivo amor por la pasta, su mercantilismo exacerbado irrita hasta sus más acérrimos seguidores, podremos seguir echando en falta a las otras dos piezas del puzzle perfecto, Ace y Peter, podremos hasta hacer gracias con sus pelucas y sus excesivos trajes... todo lo que queráis, pero si hablamos de rock´n´roll, estos tíos todavía patean culos, y de que manera, sólo basta escuchar pepinazos como "Hell Or Hallellujah", "Back To The Stone Age", "All For The Love Of Rock´n´roll" o "Take Me Down Below", para darnos cuenta que además del dinero, siguen amando hacer música para unos fans que estamos agradecidos de que no se hayan convertido en otra de esas formaciones nostálgicas que se arrastran por los escenarios. 
No hace tanto, Gene Simmons comentaba que nadie esperaba nuevo material del grupo, que los fans sólo querían verlos interpretar sus clásicos. Desde esas declaraciones muchas cosas han pasado, la vuelta de algunas viejas rencillas, la expulsión de dos de los miembros originales, la ursurpación de dichos personajes por nuevos miembros... y cosas buenas también, como el inesperado rejuvenecimiento de la banda con dos fantásticos discos que seguramente nadie esperaba, así que por una vez, Simmons estaba equivocado. La leyenda continúa amigos, esperemos que por mucho tiempo, no me imagino un mundo sin Kiss.


viernes, 12 de octubre de 2012

Salvemos esto

Fotos del gran fotógrafo e inmenso
fan de la música, Álvar Luis Gabaldà
Hace tiempo, alguien metido en el negocio de la música desde hace años, nos comentó a un grupo de amigos que los conciertos de sala tenían sus días contados. Ante el auge de los festivales, no era rentable ni para los promotores ni para las bandas unos bolos donde había mucho trabajo por hacer, muchos gastos por cubrir y poco a ganar, cuando directamente no había pedidas. Aquellas palabras me produjeron cierta preocupación porque los hechos le daban la razón, mientras los festivales tanto nacionales como internacionales crecían sin parar, a los conciertos de sala cada vez acudía menos público, si antes locales como Razzmatazz, KGB o Bikini eran como nuestra segunda casa, ahora la mayoría acontecían en clubs de mucho menos aforo, como Sidecar o nuestro querido Rocksound. 
Estos últimos días  musicalmente hablando han sido muy intensos, mágicos diría yo, hemos tenido el inmenso placer y privilegio de asistir a unos cuantos recitales de los que no se olvidan, de aquellos que mientras estás disfrutándolos, estás pensando en lo afortunado que eres de tener la música en tu vida. 
No hacía mucho que había visto al canadiense Rich Hope dejarse la vida en el pequeño escenario de Rocksound ante una reducida audiencia de unas cuarenta personas. Poco después los U.S.Rails nos enseñaron, a todos los que nos acercamos a verlos, lo que era el verdadero rock americano de raíces en un bolo absolutamente sobrecogedor. Nuestros Black West nos aplastaron con su stoner metálico y nos dejaron claro que fuera hay bandas muy buenas, pero que las de aquí, las que tenemos más cerca, no les tienen mucho que envidiar. Luego llegó Malcome Halcombe y su country blues sangrante y descarnado, un tipo con pinta de homeless al que sólo le bastó una desaliñada guitarra, su voz y su talento para poner la sala al rojo vivo, y el miércoles pasado, hace nada, Saturna, otra de nuestras grandes esperanzas, al lado de los suecos Horisont, nos vuelven a demostrar que se puede mirar hacía los setenta, sonando totalmente frescos y convincentes, en un show que, para mi, ha sido el mejor en lo que llevamos de año.
Fotos del gran fotógrafo e inmenso
fan de la música, Álvar Luis Gabaldà
Todos estos conciertos han sido casualmente en el mismo lugar, el Rocksound de la calle Almogavers, el reducto que nos queda a los pocos que todavía pensamos que los conciertos de sala es en donde vamos a poder ver lo que seguramente serán los mejores conciertos de nuestras vida.
Estamos de acuerdo en que asistir a festivales como el Azkena, Hellfest, Sonisphere o tantos otros está muy bien, fiesta y un montón de buena música, pero no olvidemos a todas esas bandas, a esos pequeños promotores y esas salas que arriesgan su tiempo, su patrimonio y hasta su salud en apoyar una escena muy alejada de los grandes focos y  que es tan necesaria para nosotros como la vida misma. Salvemos esto amigos, la inversión es poca y la satisfacción mucha.